Libertad de prensa
A defender el negocio
Para provocar tempestades en tiempos de cambios, basta con hacer una ley para
la prensa. Lo ocurrido en Ecuador con la reciente aprobación de la Ley de
Medios y Comunicación, es la réplica de los vientos que soplan en el continente
y que obligan a repensar el papel de los medios y la información.
El presidente Rafael Correa, Hugo Chávez, la Cristina Kirchner o el Pepe
Mujica, cuestionaron el poder económico en las grandes cadenas de información
en cada uno de sus países y fueron declarados objetivos legítimos de una guerra
irregular, el matoneo mediático.
El pretexto: defender a toda costa la libertad de prensa y opinión de los
gobiernos enemigos y “dictatoriales”. Para ello, los dueños de los micrófonos, las
cámaras y el papel logran crear una matriz de opinión en esa dirección, hacerla
creíble y hasta creérsela. Pero para ser serios, lo que defienden es la
libertad de empresa. Cosa muy diferente.
Los grandes conglomerados económicos en todo el mundo encontraron la
fórmula para ser poder más allá de las esferas políticas, los gobiernos y sus
círculos económicos. ¡Eureka! Como en días de feria los dueños del capital a lo
largo de la última década arrasaron con todo: compraron cadenas de televisión,
periódicos, frecuencias radiales y un largo etcétera, en el que se incluye la
conciencia de los periodistas, todo.
Pero hay preguntas inquietantes que valen la pena analizar: ¿Será buenos
negocios? Quien compre un periódico en tiempos de globalización, internet y Ipad
es un jurásico, decían los opinadores en Colombia luego conocerse la reciente compra
del diario El Tiempo, por el hombre dueño de las tres cuartas partes de la
banca del país y ahora próspero hombre del campo con la adquisición de baldíos
para campesinos en el Vichada, Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Entre zalamerías los colegas no perdían oportunidad para alabar las
bondades humanas de un hombre multimillonario “desprendido”, que compra un
periódico “para perder plata”. Ese debe ser un adalid de la libre prensa. Y si
se me permite la desconfianza al escuchar tales afirmaciones, pensé: No creo en
tanta generosidad junta. ¿Dónde está la bolita?
La relación entre poder, medios y empresa no es de hoy. La Radio Cadena
Nacional, RCN, hace parte del grupo de
empresas cuya dirección está a cargo del magnate de las gaseosas, Ardilla
Lulle. La organización que lleva su nombre, tiene un flujo de caja –gastos
operacionales- diario de un millón de dólares, cifra nada despreciables para sus
negocios en la industria azucarera, de empaques, venta de carros y por supuesto
la comunicación.
Pero el negocio de las comunicaciones no es para Ardilla Lulle, nada
despreciable. Tiene en sus activos uno de los dos canales de televisión privado
de mayor impacto, repartiéndose la torta de la pauta. Una cadena radial con 27 emisoras
regionales y otro tanto de entretenimiento, sumado a las alianzas con los
magnates del entretenimiento mundial como la multinacional de la comunicación
FOX. Eso suficiente para pensar que la línea editorial de RCN Noticias o RCN
Radio es aquella que sus negocios dictan.
Razón tiene el presidente Correa, cuando expone las bondades de la ley de
medios en su país y revela cuáles son los intereses económicos tras bambalinas:
“Usar los medios para proteger sus negocios”. Y no es descabellado, ni es la
respuesta de un dictador tipo Banana Republic, que está en el ojo crítico de la
prensa: no.
Basta echar una mirada por los publirreportajes, bien pagos por demás, de
la multinacional Pacific Rubiales a los medios de comunicación tradicionales en
nuestro país: radio, televisión e internet. Jugosos cifras económicas entran en
juego para limpiar la cara de sus negocios de explotación de petrolera que trae
consigo miseria y destrucción del medio ambiente para la región.
De hecho, hasta ponen y sacan directores de medios como sucedió en el
caso de KienyKe. Y sin el menor recato la multinacional Rubiales sigue
instigando en los medios mediante anuncios para mover los precios de sus
acciones. A diario se escuchan en las cadenas de radio más escuchadas las
proyecciones económicas, los hallazgos petroleros y las inversiones de la
empresa en el país. Para qué oficina de relaciones públicas, Sí tienen micrófonos
vespertinos a merced.
Ecuador puso el tatequieto de la mercantilización de la información. Su
ley de medios no permite entre otros que empresas extranjeras o
ciudadanos extranjeros posean medios de comunicación de carácter nacional. O que
" Personas naturales o jurídicas concentren o acumulen las concesiones de
frecuencias o señales para el funcionamiento de estaciones matrices de radio y
televisión”
Lo que quiere decir
es que la autoridad en telecomunicaciones “no podrá adjudicar más de una
concesión de frecuencia radial o televisiva a una misma persona natural o
jurídica". Eso es democratizar los medios de comunicación, defender la
prensa y desechar el negocio.
La tinta, la máquina
de escribir, la liberta, el olfato y la rotativa dejaron de ser místicos en el
periodismo para estar secuestrados en las vísceras del capital. Eureka gritan los magantes que posan de periodistas mientras en su carrito de mercado
compran medios criollos para proteger sus negocios. Ese es el negocio socio.
*Hernán Camacho
@camachohernan

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